En medio de las dinámicas que nos ofrece el arte de vivir, muchas de nosotras habremos sentido extrema necesidad de que alguien, generalmente alguna persona que nos importa entienda un mensaje que queremos transmitir, pero esto puede no ocurrir y entre las muchas razones para que esto no ocurra, se encuentra el que sencillamente no se encuentra preparado para lo que nosotros esperamos.
No podemos juzgar a nadie por encontrarse en una etapa diferente a la nuestra, por tener otros recursos o por sencillamente querer interpretar los acontecimientos, las palabras e inclusive los sentimientos a su manera. De cualquier manera, una de las cosas más valiosas con las que contamos como seres humanos, es con la libertad y por no asumirla es muchas veces el motivo por el cual terminamos mirando la vida a través de unos cristales que no son nuestros. Incluso, debemos darle cabida a la duda, ésa que deriva que puede ser que seamos nosotras las que no logremos entender una determinada situación, porque cada uno de nosotras tiene un criterio, una manera y una mente privilegiada que es capaz de darle una forma muy diferente a la del otro. La humidad es una de las claves para el crecimiento y solo aceptando a los demás, aceptándonos a nosotras mismas y que tanto unos como otros podemos y tenemos el derecho a equivocarnos, nos hace darle un sentido a la vida diferente.
Cada uno de nosotras hace lo mejor que puede con los recursos que tiene, entender este hecho nos coloca en una posición privilegiada, donde respetamos los tiempos y las etapas de cada quien, donde entendemos que muchas cosas que nos pueden afectar e inclusive ofender, provenientes de otras personas, no debemos tomarlas como personales. La mayoría de las personas cuando hacen algo que afecta negativamente a otro, no tiene intenciones de dañarle, piensa que ha hecho lo mejor posible y generalmente es así.
A medida que pasa el tiempo, cada una adopta herramientas, abre su entendimiento, amplía su mente, disipa temores… Quizás con el tiempo también adopte patrones y maneras inconvenientes a sus vidas, pero puede ser que mensajes de su pasado, que no llegaba a entender y canalizar, sean tratados y percibidos de otra manera a través de la experiencia adquirida.
Todas vamos en un proceso de desarrollo, en el cual, tal como cuando éramos niñas, vamos aprendiendo y descubriendo un mundo alrededor y vamos entendiéndonos a nosotras mismas, identificando y aplicando cada uno de nuestros recursos, vamos formulando estrategias en relación a lo que nos funciona mejor y así va transcurriendo nuestra vida, normalmente con mayor seguridad, con ideas más claras, con capacidad de aligerarnos de cargas que nos aten y con suerte preparadas para ver lo que ayer no pudimos.
Via Rincon de Tibet – Mujer