“Hay que dejarse guiar por el corazón, no solo por la cabeza. Mi padre me enseñó a tratar a todos por igual, y espero que William y Harry sigan mi ejemplo, que traten de entender las inseguridades, emociones, angustias, sueños y esperanzas de los más necesitados. Ayudar a los más necesitados es una parte esencial de mi vida, una especie de destino. La vida es solo un viaje. La mayor dolencia que el mundo sufre actualmente es el mal de la falta de amor. Sé que puedo dar mucho a esas personas carentes, por un minuto, una hora, un día o un mes, y es eso lo que quiero hacer. Es preciso que alguien que posea una vida pública pueda dar cariño y afecto a las personas, y hacerlas sentir importantes. Personas como yo pueden apoyarlas y ser una especie de luz en el final del túnel. Para mí ese es el único camino posible. Nada me hace más feliz que intentar ayudar a los más débiles y vulnerables de la sociedad. Si alguien que precisa de mí, me llama, voy a su encuentro no importa donde este. Me gusta tocar a las personas, es un gesto que me nace naturalmente, no es premeditado, brota del fondo de mi corazón. Nunca me consideré a mí misma como la reina de mi país. Me gustaría ser la reina del corazón del pueblo…”
Diana Spencer, quien más tarde se convertiría en la princesa de Gales.