Para tener una buena relación con el dinero, es preciso tener una buena relación contigo misma. Hay incontables maneras de ver al dinero. Hay personas que saben manejar muy bien el dinero y conocen su valor, pero hay quienes no lo logran hacer. Muchas veces el dinero tiene un rol demasiado importante en nuestra vida. El terror de perder, de quedarnos sin nada, en cierta manera nos hace esclavas del dinero, y por aquello, al mismo tiempo que lo deseamos más que nada, podemos llegar a resentirlo más que nada. Pero el dinero en sí no es malo, de hecho, muchas veces es usado para lograr el bien en el mundo. Lo importante es tener una relación sana con él.
Para establecer una buena relación con él, debemos aprender a amarlo, dándole una misión:
“Servirás principalmente para que yo desarrolle mi espíritu. Te ganaré trabajando sólo en lo que me gusta. Cesaré de pedirte como si yo fuera una niña, y aprenderé a invertir, cuidando que lo que produzco sea benéficioso para mí, los otros, y nuestro planeta”.
Esto es lo esencial: para tener una buena relación con el dinero, es preciso tener una buena relación contigo misma. Si te valoras, el dinero pierde fuerza sobre ti. Si no te desvalorizas, el dinero tiene poder sobre ti. Es por esto que es importante reconocer el poder del dinero, reconocer que nosotras tenemos una relación activa con él, que debemos observarlo, debemos ver cómo nos sentimos respecto a él y cambiar aquellas conductas que nos alejen de nuestra tranquilidad personal, moral y espiritual.
Al momento de gastar dinero siempre es bueno preguntarte: ¿Realmente necesito esto? ¿Quién se está beneficiando con esta compra? La “felicidad” que nos entrega el obtener cosas materiales suele ser muy pasajera y poco significativa.
Si vas a gastar en algo, elige gastar en experiencias en vez de cosas. Las cosas se van, se pierden y se olvidan, las experiencias nos quedan para siempre. Nunca confundas valor y precio, así el dinero estará a tu servicio y no tú al servicio del dinero.