¿Cuándo te diste cuenta y tomaste conciencia que tu matrimonio había acabado? Casi todas las personas que han pasado por esta situación suelen recordar el día y el momento exacto: tras una pelea con tu hasta entonces pareja, tras un desvelo nocturno y muchas lágrimas, tras un período de soledad continuado, al conseguir hablar de lo mal que estabas con un amigo o familiar, al descubrir una infidelidad o una traición? o bien porque fue tu pareja quien te comunicó que la relación entre ustedes se había terminado.
Llegado ese momento, e independientemente que fueras tú quien tomara la decisión o no, el mundo que has construido se te viene abajo, como terremoto que se sacude a tus pies. De pronto tu lugar en el mundo ha dejado de existir y desconoces dónde estará ese nuevo lugar en el que puedes encajar y cómo llegar hacia él, aunque has de saber que estos pensamientos no son más que fruto de la confusión que provoca este cambio tan sustancial en tu vida.
EL PROCESO DE RECUPERACIÓN
Aunque no existen dos personas que experimenten de la misma forma una separación, se dan unos rasgos y etapas que son comunes en todos los casos, muy parecidos también a los que se dan en el proceso de duelo cuando se enviuda, siendo los procesos por los que pasarás primero de aflicción, segundo reconocimiento de la pérdida y por último la superación.
Este trauma por la separación tampoco tiene la misma duración para todas las personas, pudiendo ser entre pocos días y varios meses, aunque la ansiedad no es continua en todo el proceso. Tampoco es bueno que intentes superar esa ansiedad demasiado pronto, pues es probable que solo consigas prolongarla.
Habrá momentos en los que estés con euforia y optimismo por tu nueva vida y al momento te hundas en el mayor pesimismo y desesperanza, es decir, te habrás subido a la “montaña rusa” de las emociones. Pero has de saber que esto forma parte también del proceso de recuperación. Por ejemplo, una tarde que estás bien de pronto tu ex te llama para cualquier cosa y al colgar, te pones a llorar de dolor y de rabia.
PRIMEROS DÍAS TRAS EL DIVORCIO
Si durante los dos o tres días siguientes a la decisión de separarse no tienes ganas de tomar decisiones, debes saber que es algo lógico y normal. Permítete tener un pequeño tiempo para reflexionar de forma tranquila, para pensar, o desahógate hablando con alguien de confianza. Todo esto es mucho mejor que tomar una decisión apresurada y en caliente, que luego probablemente lamentarás. Hay que estar serenos. Ya verás cómo tu fuerza interior irá llegando poco a poco a ti. Tras el shock inicial llegarás a una fase en que todo comenzará con “¿Y si…?” ¿Y si hubiera hecho eso, o dicho aquello? Terminará cuando te des cuenta que seguramente no hubiera servido de mucho en el resultado final el haber cambiado pequeños detalles. También te sentirás por momentos terriblemente sola y con un gran sentimiento de abandono, sobre todo si continúas en el mismo domicilio de tu matrimonio, viendo vacío lo que antes estaba “lleno”.
Otras sensaciones que probablemente tengas serán la de sentir que te han utilizado, ya que las promesas del pasado no se cumplieron y tus sueños se desvanecieron tras marchar tu pareja de tu lado, y quizá también desvalida, ya que no podrás hacer nada por cambiar esta realidad.
TU ENTORNO
Deberás prepararte para el mundo exterior. Primero serán los más allegados. Frases como “pero, ¿cómo ha podido ser?” las oirás muchas veces, así que prepara la mejor respuesta, si es que la hay. Quizá alguien te diga también que, en su opinión, era necesaria esta separación, pues desde fuera se veía lo que quizá no se era consciente desde dentro de la relación, pudiendo así que te haga ver aspectos que obviaste o ignoraste tiempo atrás y que te permitan continuar hacia delante y en positivo. Lo primordial es asumir que existe un futuro nuevo que no se había previsto de antemano, pero que éste no tiene por qué ser peor (psicológicamente hablando) de lo que antes se creía que iba a ser junto con su pareja. Simplemente hay que saber adaptarse a la nueva situación y a los cambios que esto conlleva.
Hay que buscar apoyo. Bien sea en los amigos y en la familia. No hay que avergonzarse por buscar compañía, consuelo, consejo o apoyo en los demás cuando se tiene un problema personal. ¿Acaso tú no harías lo mismo por un ser querido? Entonces seguramente ellos harán lo mismo por ti, si realmente te aprecian.
Muy importante: Comienza a conocerte en esta nueva etapa, busca entretener tu mente con nuevos sueños. Comienza un plan para llevar a cabo actividades donde confraternices con personas nuevas. Amplia tu círculo de amistades. Escucha nueva música, visita nuevos lugares, viaja sola o en compañía. La vida es una, ciclos cierran y nuevos ciclos comienzan, lo importantes es que vivas cada sentimiento negativo y aprendas la lección y recibas los sentimientos positivos para moverte a un nuevo estilo de vida para que sientas de nuevo felicidad y plenitud.