El duelo es el proceso de elaboración de una pérdida, que consiste en la asimilación y aceptación de la situación dolorosa, para poder adaptarnos tanto interna como externamente a la nueva realidad. Aunque su uso es más extendido en las perdidas por muerte se aplica también a otras pérdidas, como duelos por ruptura de pareja, e incluso para pérdidas laborales, de la juventud, de la salud, etc. Si bien son muchos los/as autores/as que tratan esta temática y aluden a distinto número de fases, hemos hecho una recopilación de las más amplias, para tratar de representar al máximo las posibles emociones vividas a lo largo de este proceso por duelo amoroso. En cualquier caso, cada duelo es singular y atravesarlo no implica necesariamente vivir todas las etapas aquí descritas, o hacerlo en este orden, por lo que esta descripción es orientativa.
FASES DE UNA RUPTURA
Así, siguiendo estos criterios, las fases del duelo amoroso serían:
- Incredulidad/negación
- Insensibilidad
- Tristeza
- Miedo, angustia, culpa
- Ira (venganza)
- Sensación de descontrol, necesidad de salir, etc.
- Nostalgia
- Serenidad, necesidad de estar mejor
- Aceptación
CARACTERÍSTICAS DE LAS FASES DEL DUELO POR RUPTURA DE PAREJA
1.- INCREDULIDAD O NEGACIÓN
Es la primera fase del duelo de una ruptura y se corresponde con el shock inicial de la noticia, y con el mecanismo de defensa de no querer enfrentarnos a esa dolorosa realidad.
No hay una duración “normal” de esta fase, pero salvo casos muy específicos, lo habitual es que se corresponda con los primeros días de la noticia o las primeras semanas si la persona tarda en abandonar el hogar, o simplemente si las circunstancias de la ruptura han sido confusas, como por ejemplo una pelea fuerte donde uno no cree que se vaya a cumplir la amenaza, o una ruptura muy brusca sin una etapa previa de conflicto o malestar o sin explicaciones muy claras.
2.- INSENSIBILIDAD
Algunas personas, cuando dejan de negarse el hecho en sí de la ruptura, o empiezan a creérselo, entran en una fase muy curiosa donde dicen no sentir nada, como de “anestesia emocional”. Hablan del tema igual que te comentarían una noticia de la televisión, sin emoción, como una mera descripción de hechos pasados, presentes y puede que hasta futuros. A veces son conscientes de que es “raro” cómo se encuentran, pero otras creen que ese “no sentir” puede que se relacione con que en realidad no estaban tan enamorados/as como pensaban o que lo han aceptado muy rápido y están pasando página.
¿Cuál es una duración normal de esta etapa del duelo por ruptura? Lo cierto es que es difícil de precisar (de hecho hay duelos en los que no aparece) , pero sí los psicólogos o profesionales de la salud mental pueden facilitar que esa persona supere el bloqueo y empiece a sentir para que pueda avanzar con su duelo.
3.- TRISTEZA
Aquí es sencillo llegar: cuando me lo creo, asimilo lo que está pasando, y paso el shock y bloqueo inicial, empieza la tristeza y el dolor. Si hay una emoción que corresponda más que otra al duelo por una ruptura amorosa, esta sin duda sería la tristeza. Es la emoción que corresponde a cualquier tipo de pérdida; es sana, y es necesaria pasarla quiera o no el persona para poder hacer el proceso de duelo (de hecho la palabra “duelo” significa dolor).
Sin embargo, aunque sabemos que es la emoción normal, nos vamos a encontrar con personas que parecen tener “alergia” a esta emoción. Algunas porque lo ven como signo de debilidad y quieren estar fuertes, otras porque creen que su ex pareja no se lo merece, y otras personas porque lo asocian a la depresión y cada vez que se notan la más leve tristeza ponen en marcha toda una serie de mecanismos de distracción y automensajes positivos para cortarla lo más rápido posible. O incluso usan medicación para alejarse de este sentimiento, que aún siendo duro, es necesario.
La etapa de tristeza dentro del proceso de duelo emocional por ruptura no tiene una temporalización determinada. Si bien se habla de que el proceso total del duelo no suele durar menos de un año, ya que en ese año la persona se va a enfrentar a todas las “primeras veces sin”: primer cumpleaños, primeras vacaciones, primera Navidad…
4.- MIEDO, ANGUSTIA, CULPA
El miedo es una emoción que aparece con bastante frecuencia en los procesos del duelo en un ruptura amorosa. Suele ser miedo a lo desconocido, a estar solos/as, a qué deparará el futuro, a enfrentarse a nuevas tareas o funciones que llevaba la otra persona y que no se ven capaces de hacer… En general, miedo a todo y a veces a nada en concreto, sólo al futuro y a si será peor que lo ya conocido.
La angustia, a veces con forma de ansiedad, suele aparecer especialmente si los trámites de la separación se están dificultando por algo o hay cosas pendientes. Por ejemplo cuando están esperando los papeles para una separación legal, cuando hay hijos/as pero no sentencia y se ven obligados a negociar o estar en contacto, y también cuando hay bienes comunes y el reparto está pendiente de hacer.
Hay que destacar entre estos factores que conducen a la ansiedad, uno que a veces, cuando aparece, provoca altos niveles de malestar y que puede precipitar pasar a otra fase y alternarse con esta: tener información de la ex pareja. Son muchas las personas que tras la ruptura, tienen información de su ex pareja, y habitualmente esto les crea desasosiego incluso cuando la información no es relevante. Por ejemplo saber que está saliendo, o que le han visto en algún sitio con alguien, o simplemente que siguen con sus rutinas y aficiones. De todas estas informaciones, la que más impacto emocional suele tener es conocer una infidelidad pasada (que ocurrió durante la relación), que el motivo de ruptura fuera otra persona (aún sin infidelidad), o saber que esta rehaciendo su vida y tiene una nueva pareja.
La culpa, aunque parecería lógica en la persona que deja la relación, sea cual sea el motivo, y especialmente si no ha sido de mutuo acuerdo, lo cierto es que aparece muy frecuentemente también en los/as “abandonados/as”. Aparecen los temibles y autodestructivos “¿Y si hubiera…?”, y además de negativos y poco útiles, lo peor es que pueden llegar a ser interminables.
No todas las personas que hacen el duelo de la separación de pareja presentan esta culpa ni estos “Y si…”. Muchas tienen clarísimo quién es el “malo” o la “mala” de la historia, y se ven autenticas víctimas de todo lo ocurrido, lo que tampoco es positivo al no ver su responsabilidad en nada que tenga que ver con la relación o la ruptura.
5.- LA IRA
Puede ser la ira, o cualquier emoción de la “familia” de ésta. A veces aparece en forma de enfado o rabia y en otras como rencor.
Esta es la fase del duelo en una ruptura del “¿Por qué?” continuo, de las conclusiones de todo, incluso es una etapa donde puede aparecer la necesidad de venganza o castigo. La persona ha tomado conciencia de lo que le ha pasado, de la pérdida, y vive la ruptura como un ataque personal o una injusticia. Aquí se suele verbalizar todo lo hecho por la pareja, todos los esfuerzos y sacrificios que ahora se ven inútiles, y por los que la ex pareja se ha convertido en el/la malo/a de la relación.
Como todas las fases, no es negativa, de hecho después de haber estado triste y angustiado/a durante un tiempo, esta emoción parece que proporciona una fuerza y ánimos que llevaban ausentes mucho tiempo, y que en su justa medida, conducirán a la siguiente fase y por tanto a que continúe el proceso y finalice.
Aún siendo una fase funcional, es sin duda una de las más”peligrosas”, porque es muy fácil quedarse atrapado/a en ella. Todos/as hemos visto personas, que mucho tiempo después de su ruptura o separación, hablan de su ex pareja con el mismo odio y rencor que si hubiera pasado una semana antes. Y desde luego, rara vez son personas que hayan podido concluir su duelo, en la mayoría de los casos no han podido rehacer su vida sentimental, o bien porque no lo han intentado o bien porque no han conseguido mantener ninguna relación. No podemos afirmar que este sea el único motivo, pero desde luego, sabemos que cuando no perdonamos y tenemos rencor, el proceso de duelo amoroso se cronifica. Esta etapa del duelo por ruptura de pareja suele venir frecuentemente después de la ira o a la vez que ésta. En algunas personas que no experimentan rabia ni rencor, puede aparecer también tras un periodo más o menos largo de tristeza y apatía. Pero es sobre todo cuando aparece la rabia y el enfado, que la persona encuentra nuevas fuerzas para enfrentarse al mundo, salir, arreglarse de nuevo, cuidarse más físicamente, incluso es frecuente que veamos en muchas personas cambios de imagen (pelo, ropa, maquillaje), que reflejan al fin y al cabo, necesidades de cambio en otras áreas.
7.- NOSTALGIA
Esta fase del duelo tras una ruptura puede vivirse como una vuelta a la tristeza, aunque no suele darse con emociones tan intensas.
La emoción que predomina es la nostalgia, pero no necesariamente echan de menos a su anterior pareja, sino más bien la vida de pareja, tener a alguien, no encontrarse solos/as… En definitiva echan de menos los buenos tiempos y la ayuda y la compañía de vivir con otra persona. Es una etapa donde las personas suelen hacer revisión de lo ocurrido con otra perspectiva, ya no suelen tener presente solo lo negativo o solo lo positivo de su ex pareja, sino que son capaces de hacer un balance. Si han pasado por la fase de descontrol, es posible que empiecen a salir menos, y vuelvan a quedarse en casa y recuperen algunas rutinas como leer, cocinar, manualidades, etc.
También es cierto, que en general predomina la búsqueda de soledad. Podrán quedar con amigos, pero será menos que antes, y lo más probable es que busquen excusas para quedarse en casa incluso los fines de semana. Hay que tener en cuenta que la nostalgia es una emoción de la familia de la tristeza, y que al igual que ésta, reclama aislamiento e introspección. Si no habían pasado por la fase de descontrol, y venían de la tristeza, puede que esta etapa la vivan como si se rebajase la intensidad y comenzaran a sentirse más tranquilos/as. Si venían de la ira y el rencor y consiguen superar esos sentimientos, vivirán ahora sensaciones también más relajadas.
Suele ser la fase donde se hace introspección, se perdonan a sí mismos/as y perdonan y, aunque también aquí pueden aparecer dudas y miedos sobre el futuro, especialmente sobre futuras relaciones, es una etapa óptima para hacer una revisión del papel que han tenido en esta y otras relaciones, qué necesitan cambiar en un futuro, etc.
8.- SERENIDAD
Aunque la nostalgia es una fase relajada, hay cierto desasosiego ya que se mezclan diferentes emociones de tristeza, duda, miedo, melancolía y, además, hay muchos momentos de introspección y darle vueltas a todo lo ocurrido en el pasado. Pero suele dar paso a la serenidad, etapa con la que concluye el duelo de pareja.
Aquí la persona necesita estar bien. Suelen sentir que ya están cansadas de pasarlo mal, y que quieren pasar página y seguir con su vida. Comienzan a retomar los contactos sociales y muchas rutinas. Son capaces de exponerse a situaciones y lugares que han estado evitando.
No tienen ansiedad por salir o ligar, y son más selectivos/as con los planes que hacen (ya salen o quedan si de verdad les apetece y les viene bien).
En muchas ocasiones, si no lo han hecho antes, empiezan a hacer cambios en casa (si es donde vivieron con su pareja antes), como modificar el dormitorio, muebles, colores, etc.
Aún en esta fase, pueden aparecer breves momentos de tristeza o nostalgia, pero la persona sabrá manejarlos y desecharlos con automensajes de ánimo.
9.-ACEPTACIÓN
Aunque se incluye como una fase, no lo es propiamente; todas las anteriores fases forman parte del proceso de asimilación y aceptación de una pérdida. Llegados a este punto, el proceso ha concluido. La persona ya es capaz de pensar en su ex pareja sin dolor de antes. Puede que incluso ya pueda tener información de su ex sin angustia ni ansiedad, y si tiene alguna emoción negativa no le afecta tanto. Incluso puede llegar a plantearse tener una relación de amistad con el/la que antes fue su pareja. En general, suelen tener un estado de ánimo positivo y estable, se ven fuertes y capaces de seguir su camino. Ya no se aferran a ninguna idea de volver, ni al recuerdo de esa persona, se sienten liberados y capaces de rehacer sus vidas. El camino ya se ha hecho, y si se ha hecho bien, seguramente han aprendido y crecido gracias a él. ¡Los duelos son grandes maestros! Y nos ayudan a conocernos mejor, algo clave para lograr la felicidad.
Los duelos son inherentes a las pérdidas y si bien son “naturales”, no siempre se culminan de forma óptima. Por eso en ocasiones es necesaria la intervención de un/a profesional de la psicología que acompañe y facilite este proceso de duelo.